Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de 2020

Poniendo anclajes

Hace muchos años empecé en esta profesión del Desarrollo de Software. ¿Por qué lo hice? Creo que un conjunto de casualidades iluminaron mi camino, algún día tal vez las compartiré.  Pero hoy quiero compartir qué significa para un Desarrollador de Software liberar un producto.   Yendo algunos años hacia atrás, si bien el desarrollo de software era atractivo, recuerdo el tedio de las hojas de 80x25 donde escribía los programas, luego “corridas de escritorio” (ver que estuvieran correctos), luego digitar el código en costosos computadores, compilar, esperar, esperar...tener algún resultado, volver al papel y así sucesivamente. En resumen, un proceso largo y aburrido que entendía como parte de mi formación. Pero algo faltaba. Todo avanzó, empecé a utilizar PCs, pasé a Pascal, todo más ágil, más tangible. Luego Clipper, luego Dbase III Plus y ya ni siquiera precisaba un compilador, era escribir código, ejecutar, corregir, mejorar, todo sustancialmente más ágil. Pero algo faltaba Otra de esa

Habilidades, aprendizajes y valores

El otro día discutíamos en un almuerzo sobre habilidades que tenemos y que no tienen nuestros hijos. El tema surgió porque alguien comentó que su hijo (11 años) no era capaz de hacer una llamada telefónica con un teléfono de linea fija (no de "disco" sino con "teclado"). Lo mucho que le costó y lo incómodo que se sintió en esa situación. El tema derivó en algunos videos que todos recordábamos donde se le daban "aparatos" antiguos (pongamos +20 años) a personas de unos 20 años de edad. Pongamos: un cassette y tenía que adivinar su uso. Personalmente recordé un video de un programa de TV donde participaban personas de menos de 20 años y tenían tres desafíos a cumplir cada uno en menos de 2 minutos. Desafío 1: hacer una llamada telefónica con un teléfono de disco. Desafío 2: buscar el número de teléfono de una persona en una guía telefónica Desafío 3: buscar una dirección en un mapa. Todos fracasaron en los desafíos. Tanto que el conductor planteó otro. Desaf

El dilema del tambero

Hoy tuve una conversación que me llevó a recordar el Dilema del Innovador  lo que me llevó también a pensar la analogía que mucha veces se hace de "la vaca que da leche", de hecho no "da" leche se le "saca" leche, lo que terminó en mi cabeza con un recuerdo de mi infancia/adolescencia. En esa época (pongamos hasta los 16) pasaba mucho tiempo en el campo y en ese campo había mucho de auto abastecimiento, en particular verduras, carne, huevos y leche. Para la provisión de leche había un par de "lecheras". Estas vacas lecheras eran ordeñadas manualmente una vez al día, eventualmente dos, dependiendo del estado del animal, la época del año, la necesidad de leche, etc. Esa leche luego se utiliza para queso, manteca, dulce de leche, beberla, cocinar, etc y en último caso si sobraba se le daba a los chanchos. Era un esquema bastante simple, sacrificado y rutinario. Ahora bien, las vacas no duraban por siempre. Se solían "entorar" (se hacían se

Sonreír rejuvenece!

Hay mucho escrito sobre el poder de la sonrisa. Desde lo más físico/químico de hormonas que se segregan, músculos que se contraen/relajan, presión arterial, sinapsis que se producen, hasta lo más espiritual como el aura que rodea a una persona sonriente. De todos modos, el tema del Covid me dio la oportunidad de realizar la  prueba del 9  al respecto. Hace muchos años vengo perdiendo el pelo (pero no las mañas), hay una lucha a brazo partido entre la calvicie y las canas en mi cuero cabelludo. No es algo que me preocupe mucho pero obviamente con la edad esto se ha ido incrementando. Por otro lado soy una persona de sonrisa fácil, digamos que suelo sonreir mucho, no sé si por alegre, ignorante, tarado o qué pero suelo sonreír. En general las personas me tratan de vos, por ejemplo, la cajera de un super, alguien en la entrada de un edificio, etc. Esas personas con las cuales uno interactúa por un instante muchas veces.  Digamos que estadísticamente (*) un 80% de las personas me tratan de

No alimente al leviatán

Mi padre solía decir respecto al comportamiento de las personas: "hay de todo en la viña del Señor" y creo que es una enorme verdad. Por suerte la vida me ha llevado a conocer a gente muy valiosa, entusiasta, generosa, de buena madera. Esas personas de las cuales uno se nutre, crece, mejora. También he conocido de las otras, pero como la memoria es selectiva casi nos las recuerdo, sí me queda en la memoria el aprendizaje que la interacción con ellas me dejó que, en cualquier caso, también aporta. Entre esas personas valiosas conozco una particularmente destacable. Profesional al máximo en el más amplio sentido de la palabra. Dominando su "metié" con una capacitad técnica envidiable, con generosidad y don de gentes fuera de lo común. No hay quién interactúe con ella y no sienta la empatía de su trato, No solo ha logrado esa posición profesional y enriquecernos desde ahí a todos quienes interactuamos con ella, sino que también ha formado una familia amorosa don