Ir al contenido principal

Primavera del 28

La primavera de 1928 fue una primavera especial,

Era una época muy convulsionada, el período entre ambas grandes guerras, la germinación y evolución de ideologías brutales que tanto mal le hicieron al mundo, tantas vidas destruidas brutalmente, la antesala de la crisis del 29 que tanto daño causó. En fin, seguro fue una época oscura.

Sin embargo no todo era malo, ese ser humano que era capaz de tremendas barbaridades, también era el que mostraba su mejor faceta e iluminar el camino.

Así en aquel setiembre del 28 Fleming descubría la penicilina, fue el debut en el teatro de la gran Katharine Hepburn, quien emocionó a miles de personas durante su carrera, Walt Disney estrenaba su primera película animada sonora. También en aquel setiembre del 28 la FIFA decidió que el primer mundial se disputara en Uruguay, aún recuerdo cuentos de familia al respecto.

A su vez probaba sus límites y un rompehielos llegaba a las islas Spitzberg en el mar de Groenlandia. Aimé Tschiffely, un suizo nacionalizado argentino, finalizaba un viaje a caballo que duró tres años para unir Buenos Aires con Nueva York. Las innovaciones en máquinas voladoras que lograban enormes avances desataban la imaginación de los más incrédulos y parecía al alcance la mano la posibilidad de la humanidad conectada por el aire.

Seguro fue un momento muy turbulento de la humanidad y ese frágil equilibrio entre el bien y el mal estaba en máxima tensión. 

Tal vez por eso, para inclinar un poco la balanza para el lado del bien, los vientos primaverales bendijeron a la familia Ebbeler con una bebé que llegó al mundo justo el 20 de aquel setiembre, como anticipo de la primavera, el primer jazmín, la primera golondrina, todo aquello que anticipa el florecimiento de lo bueno.

Ella llegó con su piel blanca como la nieve y lisa como la porcelana, regordeta de esas que uno quiere apretujar, con ojos celestes que parecían un trozo de cielo, donde uno se podía perder. Remataba su mollera una pelusa blanca que se adivinaba rubia. Fue bautizada como Ana Beatriz Julia. Ana como su mamá, Beatriz no sé el origen pero bromeaba que era por una reina de Holanda (su ascendencia) y Julia supongo sería algún compromiso social.

Sus padres y sus dos hermanos la recibieron como a una muñeca, era de los primeros brotes de la primavera y auguraba buenos tiempos.

Pero el mundo seguía en inestable tensión y no fueron momentos fáciles, la crisis del 29, perder al padre a los 10 años, la madre llevando adelante una familia de 3 pequeños en un mundo brutal les marcó el camino y antes que ella cumpliera los dieciocho su mamá Ana dejaba este mundo.

Talvez todo eso la marcó para bien y para mal, la hizo resiliente pero extremadamente sensible o incapaz de manejar algunas situaciones. Probablemente esas circunstancias la llevaron a abrazar la lectura y la poesía con todo su ser. Adorar "las Aventuras de Alicia en el país de las maravillas" como un modo de escape de situaciones dolorosas o los infinitos mundos que la mente y el corazón pueden crear.

A los 22 se casó con uno vasco muy apuesto pero de pocas palabras y en aquel 1950 parecían una pareja de Hollywood, ella blanca, de largo bucles rubios y de ojos celestes, con su sonrisa amplia, el serio, morocho peinado a la gomina y con una sonrisa amable pero hasta ahí.

Al poco tiempo llegó su primer hijo, luego 6 más, luego los 22 nietos y 20 bisnietos (dos que aún están en la comodidad del útero materno), todo eso salpicado con momentos complejos, vicisitudes económicas y de salud, incertidumbre, inestabilidad, violencia a flor de piel en el mundo y el país convulsionado, donde el mal, a veces, parecía estar ganando. 

Pero los vientos también trajeron buenas cosas, además de su familia, su pasión por la lectura y los idiomas la llevó a ser profesora de inglés y dominar francés. Dicen quienes fueron sus alumnos que recuerdan con mucho cariño sus clases, "dura pero justa" creo que es el juicio unánime. 

Aquellas alegrías y angustias que se mezclaban en el crisol de la vida las pudo manejar con sus claroscuros y de la mano de aquel vasco que la llevó con pocas palabras y mucho cariño gran parte del camino hasta que se alejó de su mano, pero no de su corazón, hace más de 30 años. No fue fácil superar la lejanía de su compañero de ruta, no muchos creían que lo pudiera lograr. Pero no conocían a Beatriz. 

Cuando ya no pudo ser profesora se dedicó a la familia y a recorrer escuelas con una casita de muñecas y un barco de madera haciendo historias maravillosas. Enorme contadora e inventora de cuentos, aquel período de lectura voraz de su juventud que germinó durante toda su vida, florecía en la sonrisa de un niño incrédulo ante un pirata loco que navegaba aquel barco en un mar embravecido o aquellos personajes de fantasía que habitaban la casita.

Seguro en muchos momentos hubiera querido reunirse con su vasco querido, allí donde el viento los juntara. Especialmente cuando su salud se complicó mucho, ya pasados sus 80 años y eran pocas las probabilidades. Pero allí su resiliencia la sacó a flote y pudo seguir disfrutando de la vida y su familia, además le faltaban muchas historias por inventar y más aún por contar.

Aquel mismo viento de primavera que la trajo en el 28, hoy, 93 años después, la llevó a reunirse por fin con su vasco querido.

Con la misma paz que llegó y fue recibida, así fue despedida.

Imagino que estará inventando historias medio reales, medio fantasía en algún lugar y contándoselas a quienes la acompañan, con la sonrisa cómplice de su querido compañero que la mira desde el fondo. 

Eso me hace sonreír a pesar de la distancia, que tampoco es tal, porque de algún modo ella está en mí y en los míos, la reconozco en sus alumnos y seres queridos, la veo en este mundo donde Beatriz dejó su huella y es un poco mejor porque ella existió.

Hasta siempre mamá, muchas historias te esperan, te vamos a extrañar, pero por ahora nos toca intentar seguir mejorando este mundo y, capaz, solo capaz, lograr mejorarlo aunque sea un poquito. 

Te quiero.






Comentarios

Entradas más populares de este blog

Abrir links con aplicaciones nativas y no el browser (deeplinking)

El problema que tengo con algunas aplicaciones Android/iOS es que cuando recibo un link por algún medio (mail, tweet, etc) al abrirlo me lo abre con el browser, en lugar de abrirlo con una aplicación nativa asociada a ese “contenido”. Por ejemplo, si recibo un link a un tweet espero que lo abra con alguna aplicación de twitter que tenga instalada y no con el browser. De modo análogo si recibo un mail con una nota de prensa de un medio X y tengo la aplicación de ese medio X instalada, espero que el link lo abra con la aplicación nativa y no con el browser. Lo mismo quisiera con mi aplicación de "banking" o cualquiera que tenga instalada y sepa manejar ese "contenido" (link). Los motivos son bastante obvios pero los resumo en: la experiencia de usuario es mucho mejor en la aplicación nativa que en el navegador. Parte importante del tema es que el mismo link sea válido tanto para ver el contenido en el browser como para verlo en la aplicación, porque como prove

¡A la salud de mi KB!

Es bueno, especialmente en "bases de conocimiento" (KB) que han pasado por varias versiones de Genexus, chequear su "estado de salud". En este sentido KBDoctor  es una herramienta que ayuda mucho, principalmente desde el punto de vista del "modelo" Genexus (atributos, calls, definiciones de variables, etc) representado en una KB. También es útil revisar la salud de los archivos que lo soportan. Hasta la 9.0 eran archivos C-tree (los famosos .DAT) que tenían indices (los famosos .IDX) y teníamos en "rebuild -y" que mejoraba esos archivos y sobre todo reconstruía los indices. A partir de la X las KBs se almacenan en MS SQL Server por lo cual la administración de la misma pasó de ser un "file server" a un "database server". En este sentido algo que me ha dado muy buenos resultados es el "CheckKnowledgeBase".

Rocha:Constantes tipo fecha

En la Rocha se soportan constantes del tipo fecha o fecha-hora con formato ANSI/ISO (AAAA-MM-DD HH:MM:SS).  Tecnicamente (Sintáxis): <date>::=    [0-9]{1,4}"/"[0-9]{1,2}"/"[0-9]{1,2} | [0-9]{1,4}"."[0-9]{1,2}"."[0-9]{1,2} | [0-9]{1,4}"-"[0-9]{1,2}"-"[0-9]{1,2} <hms>::=    [0-9]{1,2}[ap] | [0-9]{1,2}":"[0-9]{1,2}[ap]? | [0-9]{1,2}":"[0-9]{1,2}":"[0-9]{1,2}[ap]? <constant> ::=   "#"<date>"#" | "#"<date> <hms>"#" | "#"<hms>"#" Funcionalmente Se pueden utilizar esas constantes en las reglas, eventos, propiedades, etc (todo lugar donde se utilice el parser): Algunos ejemplos básicos: &FechaInicial=#2007-01-01# &FechaHoraInicial=#07-1-1 11:15a# &HoraInicial=#11a# Me parece bueno no tener que escribir funciones (CTOD, TTOC) sobre constantes tipo char para lograr una fecha y mucho mejor aun en