Sobre plomeros y sanitarios

Hace unos días estaba en casa de mi madre, quien sigue viviendo en la ciudad donde yo nací (Florida-Uruguay), cuando sonó el timbre. Fui a atender y me encontré con Martín, un ex compañero de liceo que hacía años no veía.

Luego de preguntarle cómo andaba y el saludo de rigor, le pregunté que estaba haciendo por allí y me dijo "estoy trabajando aquí", ahí noté que venía con baldes y herramientas y recordé que es hijo del plomero que toda la vida trabajó en mi casa.
El baño de mi madre estaba con problemas en la presión de agua así que llamó al plomero "tradicional" y este le comentó que estaba retirado pero que enviaría a su hijo. Allí pues estaba Martín.

Es interesante encontrarse con compañeros de escuela/liceo que uno no ve hace muchos años, da para otro post seguramente. La cuestión es que seguimos conversando mientras él trabajaba.

Le pregunté por el padre y me dijo que estaba bien pero ya medio cansado del trabajo y que nunca se había podido adaptar a los cambios. Me surgió la duda ¿cambios? ¿qué cambios?, temí preguntar por meter la pata, pero Martín siguió explicando:

"Mirá, mi viejo me enseñó el oficio, me enseñó como tratar a la gente y todo lo que hay que saber para ser un sanitario, lo que pasa es que él nunca salió de plomero, no se lo logró adaptar a lo nuevo así que ... se retiró muy a su pesar, porque nadie contrata un plomero hoy".

Muy intrigado... ¿cuál es la diferencia entre un plomero y un sanitario? Para mi siempre fueron la misma cosa, pero en fin.. se ve que no.



Viéndolo trabajar a Martín recordé a su padre cuando hizo toda una instalación en un baño nuevo en el fondo de mi casa, hacía unos 30 años, un trabajo de "ingeniería" que me encantó, eso de cortar caños, unir caños, drenar agua por los mismos, en todo ese enorme desorden, lo más lindo era que ensopaba todo y nadie le decía nada. En fin, plomero parecía un trabajo interesante.

Recuerdo que medía cada tramo, tomaba un caño de plomo, lo cortaba a la medida, tomaba la terraja (es con lo que se hacen las roscas), hacía la rosca al caño, tomaba "piola" (algo así como "yute", el predecesor de la cinta teflón), la enroscaba en la rosca con el fin de evitar pérdidas y "sellar" de algún modo la conexión porque acto seguido unía ese tramo con el tramo anterior mediante una "unión" (rosca hembra, generalmente de cobre) que podía ser recta o de 90 grados de acuerdo a las necesidades, eventualmente podía ser como una T si se quería bifurcar el caño, etc, etc, etc.

En fin, todo un trabajo bien divertido para un niño de 8 años (como yo) pues implicaba: cortar, usar la terraja, enroscar, etc y todo después para llevar agua de un punto A a un punto B. Era fantástico.

Recuerdo también el enojo del hombre cuando no tenía la conexión apropiada, le había faltado una T o una recta o un codo de 90 grados. Eso significaba parar e ir a comprar uno a la ferretería, por suerte estaba yo como buen mandadero, pero en cualquier caso lo frustraba.

Otro tema bien interesante era la planificación que requería el trabajo, dada la poca flexibilidad de los caños y sobre todo que intentar doblarlos podía significar partirlos se debía trabajar como en planos, es decir, era algo difícil que un caño pasara por encima de otro, donde se cruzaban normalmente uno debía ir unos cms más atrás o más abajo que el otro. Tampoco era fácil cambiar el recorrido si aparecía un escollo en el trazado original o si se requería correr algo 10 cms más hacia tal o cual lado, eso normalmente significaba más caño, más conexiones, más trabajo, etc.

No era un trabajo sencillo pero era fascinante (para mi) mezclaba la planificación, el diseño, el tener definido el plan total antes de cortar el primer caño y luego todo lo físico de la sierrita, la rosca y todo eso.

Ahora, no era un trabajo que a mi madre le gustara mucho, confiaba plenamente en el trabajo de aquel plomero pero no le hacía gracia tener agua por todos lados, escombros, martillos y un niño de 8 años revoloteando lo que parecía una actividad algo peligrosa. Además era bastante difícil de prever el costo (cada conexión era bastante costosa, cada caño mal cortado era desperdicio, etc) y el tiempo (la cantidad de roscas a hacer, la exactitud de las mismas, su correcto sellado, etc eran fundamentales). Incluso luego de terminado el trabajo se debía dejar "abierto" (sin revocar) por unos días para verificar que no hubiera pérdidas.

Volviendo a Martín y su trabajo reparé que no usaba ni los mismos materiales ni la misma tecnología. El usaba "caños de termofusión" que como bien lo indica su nombre son caños plásticos más fáciles de cortar, flexibles y además de todo fácilmente conectables pues las conexiones eran del mismo material y se "ablandan" calentándolas, luego de unían los caños con ellas y al enfriarse quedaban "soldados".

En fin, un trabajo mucho más sencillo y productivo, a pesar de que el oficio era el mismo, los problemas a resolver los mismos, una tecnología totalmente diferente hacía un trabajo totalmente diferente.

NOTA: Por fin logré entender la diferencia entre un plomero y un sanitario, y porque Martín no se llamaba a si mismo plomero, simplemente porque no trabajaba con plomo :)