Hoy deja de trabajar con nosotros para disfrutar de su merecida jubilación Lilí.
Es difícil escribir algo que no suene a despedida, que no suene triste o por lo menos agridulce, sería lo último que quisiera y seguro tampoco contaría con la aprobación de Lilí. La puedo ver apretando los labios para ocultar su permanente sonrisa y ciñendo un poco las cejas sobre sus pícaros ojos en señal de reprobación.
De todos modos seguro no es una despedida porque nos visitará y porque como lo decía en algunos posts anteriores: hay gente que pasa por la vida de uno y lo cambia, lo mejora, lo hace más y mejor Humano. Lilí es una de esos "alguienes" así que siempre estará, más cerca, más lejos, pero siempre presente.
A Lilí la conocí hace muchos años (más de 25) en el viejo ARTech de 18 y Minas, actual GeneXus del LATU.
Tremenda mujer y tremenda bailarina, siempre la vi sonriendo, aun en circunstancias muy duras mantuvo la sonrisa y trasmitió la alegría de vivir. Esas sonrisas que tanto acompañan en la alegría, como se solidarizan en las situaciones embromadas con un silencioso mensaje de "todo estará mejor".
Siempre fue un oasis para las "long hours" de trabajo, una compañía firme para las peleas más duras y los momentos más solitarios.
Desde esos primeros años en que dejé Florida, dejé la casa familiar, dejé de ser un liceal y comencé como estudiante a desarrollar mi profesión, desde allí estuvo Lilí.
Soy lo que soy gracias a muchos con quienes he compartido el camino. En este sentido, si algún día sonrío a pesar de todo, seguro algo de Lilí estará en esa sonrisa.
¿Qué decir? Simple y completamente: ¡Gracias!
Recuerdo el sol asomando por aquella ventana del cuarto piso, aquella ventana de vidrio trasparente y madera dura, de grandes postigones que se erguía firme mirando a la avenida como un enorme ojo con el balcón de pestaña.
¿Cuántos vientos la habrán golpeado? ¿Cuántos soles la habrán abrasado? ¿Cuántas lluvias la habrán empapado? y ella allí, estoica.
Firme como fiel testigo del pasado glorioso de esa avenida
¿Cuántos carnavales habrá visto aquella ventana? ¿Cuantas manifestaciones reclamando por el respeto a los DDHH? ¿Cuantos festejos del último campeón del fútbol uruguayo? ¿Cuanta gente entrando y saliendo de la 19 de Junio del BROU? ¿Cuántas parejas entrando en el hotel Telly para compartir unos momentos de cariño?¿Cuántos ruidosos feriantes armando sus kioskos en la plaza de los 33? ¿Cuántos pícaros punguistas con su mesa haciendo la mosqueta? ¿Cuántos bagayeros en las veredas de la avenida? ¿Cuántos lectores entrando a Papacito y saliendo con una sonrisa y un libro bajo el brazo? ¿Cuántos actores y actrices consagrados o amateurs entrando a El Galpón para darlo todo?
¡Cuántas cosas habrá vivido esa ventana!
¡Ay si aquella ventana hablara! ¡Cuántas historias fantásticas contaría!
Pero no habla.
Callada nos cobija del pampero cuando sopla fuerte trepando desde la rambla, cierra sus postigones para protegernos del abrasador sol del verano, acalla el bullicio que trepa de la calle, permite que el sol nos ilumine y caliente en los días más fríos. Siempre está para nosotros, siempre cuidándonos maternalmente y en silencio.
Pero no habla.
No habla con palabras, habla con gestos, solo muda para los sordos incapaces de percibir su conversación.
¡Gracias Lilí!
Update 21/12/18 con motivo del brindis de fin de año hoy vino Lilí a visitarnos y nos dejó esta carta:
Es difícil escribir algo que no suene a despedida, que no suene triste o por lo menos agridulce, sería lo último que quisiera y seguro tampoco contaría con la aprobación de Lilí. La puedo ver apretando los labios para ocultar su permanente sonrisa y ciñendo un poco las cejas sobre sus pícaros ojos en señal de reprobación.
De todos modos seguro no es una despedida porque nos visitará y porque como lo decía en algunos posts anteriores: hay gente que pasa por la vida de uno y lo cambia, lo mejora, lo hace más y mejor Humano. Lilí es una de esos "alguienes" así que siempre estará, más cerca, más lejos, pero siempre presente.
A Lilí la conocí hace muchos años (más de 25) en el viejo ARTech de 18 y Minas, actual GeneXus del LATU.
Tremenda mujer y tremenda bailarina, siempre la vi sonriendo, aun en circunstancias muy duras mantuvo la sonrisa y trasmitió la alegría de vivir. Esas sonrisas que tanto acompañan en la alegría, como se solidarizan en las situaciones embromadas con un silencioso mensaje de "todo estará mejor".
Siempre fue un oasis para las "long hours" de trabajo, una compañía firme para las peleas más duras y los momentos más solitarios.
Desde esos primeros años en que dejé Florida, dejé la casa familiar, dejé de ser un liceal y comencé como estudiante a desarrollar mi profesión, desde allí estuvo Lilí.
Soy lo que soy gracias a muchos con quienes he compartido el camino. En este sentido, si algún día sonrío a pesar de todo, seguro algo de Lilí estará en esa sonrisa.
A Lilí
Recuerdo largas noches programando en 18 y también recuerdo los amaneceres.Recuerdo el sol asomando por aquella ventana del cuarto piso, aquella ventana de vidrio trasparente y madera dura, de grandes postigones que se erguía firme mirando a la avenida como un enorme ojo con el balcón de pestaña.
¿Cuántos vientos la habrán golpeado? ¿Cuántos soles la habrán abrasado? ¿Cuántas lluvias la habrán empapado? y ella allí, estoica.
Firme como fiel testigo del pasado glorioso de esa avenida
¿Cuántos carnavales habrá visto aquella ventana? ¿Cuantas manifestaciones reclamando por el respeto a los DDHH? ¿Cuantos festejos del último campeón del fútbol uruguayo? ¿Cuanta gente entrando y saliendo de la 19 de Junio del BROU? ¿Cuántas parejas entrando en el hotel Telly para compartir unos momentos de cariño?¿Cuántos ruidosos feriantes armando sus kioskos en la plaza de los 33? ¿Cuántos pícaros punguistas con su mesa haciendo la mosqueta? ¿Cuántos bagayeros en las veredas de la avenida? ¿Cuántos lectores entrando a Papacito y saliendo con una sonrisa y un libro bajo el brazo? ¿Cuántos actores y actrices consagrados o amateurs entrando a El Galpón para darlo todo?
¡Cuántas cosas habrá vivido esa ventana!
¡Ay si aquella ventana hablara! ¡Cuántas historias fantásticas contaría!
Pero no habla.
Callada nos cobija del pampero cuando sopla fuerte trepando desde la rambla, cierra sus postigones para protegernos del abrasador sol del verano, acalla el bullicio que trepa de la calle, permite que el sol nos ilumine y caliente en los días más fríos. Siempre está para nosotros, siempre cuidándonos maternalmente y en silencio.
Pero no habla.
No habla con palabras, habla con gestos, solo muda para los sordos incapaces de percibir su conversación.
¡Gracias Lilí!
Update 21/12/18 con motivo del brindis de fin de año hoy vino Lilí a visitarnos y nos dejó esta carta:
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